9 respuestas sobre EPOC, asma y COVID-19

HECHOS | 01/02/2021
9 respuestas sobre EPOC, asma y COVID-19

Por el Dr. David Palacios Martínez. Médico de Familia. C.S. Isabel II (Parla, Madrid)

Las enfermedades respiratorias crónicas más prevalentes en Atención Primaria son la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el asma, estando actualmente infradiagnosticadas. Más allá de las manifestaciones clínicas, ambas entidades conllevan una carga considerable para los afectados y sus familias, limitando con frecuencia tanto sus actividades como su calidad de vida.

¿En qué consiste la EPOC?

La EPOC es una enfermedad crónica y progresiva del pulmón. Su evolución natural consiste en empeorar con el paso del tiempo. Actualmente no existe cura para la EPOC. No obstante, sí se puede controlar su evolución con el tratamiento adecuado.

La EPOC se manifiesta clínicamente con opresión torácica (presión en el pecho), sibilancias (pitidos o silbidos que se producen al respirar), tos persistente y/o disnea (dificultad para respirar). En realidad, la EPOC engloba diferentes afecciones pulmonares que dificultan la respiración y causan daños permanentes en las vías respiratorias. Clásicamente se ha dividido la EPOC en dos grandes categorías: el enfisema pulmonar (clínicamente predomina la disnea), y la bronquitis crónica (clínicamente predomina la tos persistente).

El principal factor de riesgo relacionado con el desarrollo de la EPOC es el tabaquismo: hasta un 75% de los enfermos con EPOC han fumado y/o siguen fumando. Dejar de fumar es una medida primordial en el manejo terapéutico de la EPOC, ayudando a retrasar su evolución. Existen otros factores de riesgo, tales como por ejemplo la polución ambiental, la hiperreactividad bronquial, los estados nutricionales deficientes, alcoholismo, predisposición familiar, déficit de α-1-antitripsina, etc.

¿En qué consiste el asma?

El asma es una enfermedad pulmonar crónica, que cursa en forma de brotes recurrentes o recidivantes a lo largo del tiempo. El asma y la EPOC comparten sus manifestaciones clínicas, de tal manera que, en función de cada paciente y la gravedad de las crisis, los asmáticos pueden presentar disnea (dificultad para respirar), sibilancias (pitidos o silbidos con la respiración), tos seca (no acompañada de esputos/flemas) y dolor u opresión torácica.

Algunos factores pueden desencadenar las crisis o ataques de asma, como por ejemplo la exposición a determinados alergenos (por ejemplo, pólenes o mohos), humo del tabaco, determinados irritantes químicos, contaminación atmosférica, ejercicio físico, algunos medicamentos (como por ejemplo los antiinflamatorios no esteroides -como la aspirina, por ejemplo-, o los betabloqueantes), etc.

¿Qué repercusión ha tenido la COVID-19?

El año 2020 ha estado marcado por la presencia de otra enfermedad no conocida hasta diciembre de 2019, la COVID-19, producida por el coronavirus SARS-CoV-2.

La COVID-19 ha supuesto en verdadero reto en prácticamente todos los sentidos. Antes de diciembre de 2019, sencillamente, no existía dicha enfermedad, de tal manera que tanto los profesionales sanitarios como los propios sistemas sanitarios han debido afrontarla sobre la marcha, necesitado grandes dosis de esfuerzo, flexibilidad, y resistencia para poder adaptarse a los conocimientos que se iban adquiriendo día a día.

Durante todo este tiempo, los sistemas sanitarios de todo el mundo han debido reorganizarse y restructurarse para poder prestar la asistencia sanitaria necesaria con las mejores medidas de seguridad tanto para los pacientes como para los propios sanitarios, para evitar el contagio de una enfermedad que cursa con gran morbimortalidad. Se ha podido ver y leer en prensa, por ejemplo, el papel desempeñado por la atención hospitalaria y/o la atención primaria, la importancia y el posible lugar de la atención telefónica y la telemedicina, la importancia de las medidas preventivas, las vacunas, etc.

Científicos y sanitarios de todo el mundo han debido diagnosticar y tratar una enfermedad nueva y desconocida sobre la marcha, según se iban conociendo sus manifestaciones clínicas y los posibles tratamientos. Ha sido un verdadero reto, al que profesionales de todo el mundo han respondido compartiendo sus descubrimientos y conocimientos a través del mecanismo habitual (las publicaciones en revistas científicas).

A lo largo de estos meses los mensajes transmitidos a la población (sanitaria y no sanitaria) cambiaban con gran celeridad porque se iban transmitiendo sobre la marcha, según se iban conociendo, de tal modo que dicha situación ha podido contribuir a generar un cierta sensación de confusión. Durante todo este tiempo, los protocolos de manejo diagnóstico-terapéutico de la COVID-19 han cambiado con gran frecuencia (durante algún tiempo, incluso varias veces a la semana), conllevando para los sanitarios un gran estrés y dificultad añadida para poder tratar adecuadamente a los pacientes.

¿Comparte algún síntoma la COVID-19 con la EPOC y el asma?

Hasta donde se conoce actualmente, la expresión clínica de la COVID-19 afecta principalmente al aparato respiratorio (pudiendo afectar también a otros órganos, produciendo otros síntomas como por ejemplo la anosmia -pérdida del olfato-, determinadas manifestaciones cutáneas, etc.). Sus síntomas principales son la presencia de fiebre, tos seca, disnea, astenia, mialgias, anorexia y odinofagia. No obstante, la verdad es que todavía continúan apareciendo otras manifestaciones clínicas (como por ejemplo la denominada “long COVID” o “COVID persistente”).

¿Se consideran pacientes de riesgo en el contexto de la COVID-19 a los pacientes que padecen EPOC o asma?

Sí. Actualmente se considera que la COVID19 puede tener manifestaciones graves especialmente entre determinadas poblaciones de riesgo, como los pacientes mayores de 60 años, los pacientes institucionalizados en residencias de ancianos, y los pacientes con otras comorbilidades como puedan ser la enfermedad cardiovascular crónica (incluida la hipertensión arterial o la diabetes), el cáncer, las enfermedades pulmonares crónicas (incluyendo asma y EPOC), la inmunodepresión, etc.

¿Pueden hacer algo los pacientes con EPOC y/o asma para reducir dicho riesgo?

Sí. En primer lugar, es fundamental respetar escrupulosamente las medidas de prevención de la COVID-19 (higiene de manos, distancia social, utilización de mascarillas cuándo y cómo corresponda, etc.).

De acuerdo con la evidencia científica actual, los pacientes con asma y EPOC deben mantener los tratamientos prescritos a la dosis y frecuencia prescrita, incluyendo los corticoides inhalados. En ocasiones, incluso en el contexto de la actual pandemia de COVID-19, puede ser necesario ajustar la dosis terapéutica pertinente (tanto incrementarla como reducirla), debiendo realizarse siempre bajo la supervisión clínica pertinente.

Algunos pacientes con EPOC realizan tratamiento habitual en su domicilio con broncodilatadores nebulizados. Dichas nebulizaciones pueden generar aerosoles, por lo que estos pacientes deberían realizar el tratamiento solos en una sala, ventilando la habitación durante al menos 15 minutos tras finalizar el tratamiento, y esperando al menos 30 minutos antes de que otra persona pudiese entrar en la sala o estancia utilizada.

Es recomendable que aquellos pacientes con EPOC que realizan tratamiento con oxigenoterapia domiciliaria la mantengan tal y cómo se les haya prescrito. Si es posible, se aconseja el uso adicional de una mascarilla quirúrgica o de tela.

En ocasiones, los pacientes con EPOC pueden presentar reagudizaciones infecciosas, pudiendo estar implicados los gérmenes habituales (como por ejemplo Haemophilus spp, Moraxella spp, neumococo, etc.), incluso en el actual contexto pandémico.

Determinadas herramientas pueden resultar de especial utilidad para valorar la necesidad de derivación hospitalaria de los pacientes con EPOC en los que se sospeche además la infección por COVID-19, como por ejemplo la denominada quick SOFA (q SOFA). Esta herramienta evalúa tres aspectos: alteración del estado de consciencia de acuerdo con la escala de Glasfow (puntúa 1 punto cuando la puntuación de la escala de Glasgow es <15 puntos), frecuencia respiratoria (puntúa 1 cuando la frecuencia respiratoria es >22respiraciones/minuto), y presión arterial sistólica (puntúa 1 punto cuando es <100mmHg). De acuerdo a la escala pSOFA, la sospecha diagnóstica de infección por SARS-CoV-2 en pacientes con EPOC, que obtengan una puntuación de la escala pSOFA≥2, obliga a derivar al paciente al hospital, cuando el juicio del clínico así lo avale.

Los fármacos antagonistas de los receptores de leucotrienos, prescritos a algunos pacientes asmáticos, no están contraindicados en el contexto de la actual pandemia de COVID-19.

Ciertos pacientes asmáticos graves precisan tratamiento con fármacos biológicos (como por ejemplo omalizumab, benralizumab, mepolizumab, reslizumab, etc.). La evidencia científica disponible actualmente no contraindica su utilización, aunque la presencia de asma grave coloca al paciente en un grupo de riesgo.

¿Cuándo debería consultar con el médico, incluso a pesar de la actual pandemia?

Algunos síntomas son compartidos por diferentes enfermedades respiratorias (EPOC, asma, COVID-19, etc.). La presencia de los siguientes síntomas, especialmente cuando se asocian más de uno, hace aconsejable consultar con un médico, incluso por vía telefónica o a través de la telemedicina:

  • Disnea (dificultad para respirar).
  • Dolor u opresión torácica.
  • Sibilancias (silbidos a pitidos al respirar, asociados a la presencia de disnea o de dolor torácico).
  • Tos productiva (asociada a esputos/flemas).
  • Infecciones respiratorias recurrentes.
  • En noviembre de 2020 la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica -SEPAR, en colaboración con el músico Antonio Orozco han publicado una canción que puede ayudar a discriminar si se puede padecer EPOC, actualmente accesible en las siguientes páginas web:

¿Cómo consultar con el médico en la situación y contexto actual de pandemia?

Debido a la pandemia de COVID-19, ha sido necesario adaptar la forma de trabajar para poder prestar la atención sanitaria pertinente intentando reducir el riesgo de contagio tanto para los pacientes como para los propios profesionales sanitarios. Por ello, algunos circuitos y procesos asistenciales han sufrido algunas modificaciones.

Se pueden utilizar las vías y recursos habituales. Es recomendable intentar no saturar los servicios de urgencias, intentando protegerlos y reservarlos para aquellas situaciones graves (emergencias o urgencias) que así pudiesen precisarlo al poder poner en riesgo la vida de los pacientes.

En muchos centros de salud y consultorios locales la atención sanitaria se ha reorganizado para intentar prevenir los posibles contagios de la COVID-19, potenciando la presencia de una primera valoración inicial por vía telefónica. Cuando esto sucede, los profesionales que realizan o atienden dichas llamadas valoran si la situación clínica descrita por los pacientes debe ser valorada presencialmente (en el propio centro de salud o consultorio local, o incluso en el domicilio de los pacientes), o puede incluso resolverse por vía telefónica. En los pacientes con EPOC y asma es muy frecuente precisen ser valorados presencialmente, aunque algunas situaciones y dudas pueden resolverse a través del teléfono.

¿Qué consejos pueden resultar de utilidad si se padece asma o EPOC en el escenario actual de la pandemia de COVID-19?

  • Es fundamental abandonar y/o evitar el hábito tabáquico, especialmente durante la pandemia. La sinergia entre asma y tabaquismo sí ha demostrado que en caso de contraer la infección por SARS-CoV-2, la expresión clínica de la COVID19 es más grave.
  • Es muy importante mantener la actividad física y mantenerse activo físicamente. Si es preciso, existen numerosos recursos online que pueden consultarse incluso para poder realizar entrenamientos domiciliarios, siempre y cuando se adecúen a la tolerancia física de los pacientes.
  • Cualquier paciente sospechoso o confirmado de COVID19 que conviva con los pacientes con asma bronquial debe mantener una distancia de seguridad de al menos dos metros.
  • Es fundamental mantener una adecuada ventilación de las habitaciones.
  • En pacientes con EPOC debe insistirse en el lavado de manos con agua y jabón con una duración de al menos 40-60 segundos o el uso de gel hidroalcohólico cada vez que se vuelva a casa para evitar la infección por COVID-19.
  • Se recomienda la limpieza de superficies con desinfectantes adecuados o con una solución de hipoclorito sódico que contenga 5000 ppm de cloro activo (por ejemplo, productos con hipocloritos en concentración de 40-50g/litro, que se pueden obtener con una reducción 1:10 en el momento de su utilización) después del uso por el caso sospechoso/confirmado.

 

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